Un crédito hipotecario es básicamente un préstamo para la compra de un bien inmueble. Así de fácil... aunque, no es tan simple como parece.
Cuando pides este préstamo hay varias condiciones, o bien, “cláusulas”, que debes tomar en cuenta porque pueden involucrar intereses por periodos más allá del bien y el mal.
Una entidad financiera te presta una cantidad, ya sea para comprar una casa, remodelar un inmueble o hasta para obtener su valor en efectivo, y tú como “deudor'' deberás devolver esa cantidad acompañada de intereses porque si no… ese bien inmueble pasará a ser propiedad de la misma entidad financiera que confió en ti.
Los créditos hipotecarios nos permiten disponer de dinero para gastos en bienes inmuebles, y al igual que otros productos de financiación, los requisitos pueden variar dependiendo a quien te acerques, pero debes comprender que es una gran responsabilidad que muchos inclusive tienden a evitar.
Hay entidades que no piden gran documentación, pero otras indagarán en tu historial crediticio, si tienes al menos un capital del 10% con relación al costo total de la vivienda que quieres adquirir y hasta te harán firmar un aval o una “pignoración de bien” con la que en el peor de los casos tu vivienda, tu coche y varios elementos de tu patrimonio quedan como garantía.
Estamos hablando de un préstamo de hasta seis cifras y comprometerse a pagar esa cantidad con intereses es no sólo desgastante sino tardado. Hay quienes terminan de pagar hasta quince años después y en cantidades duplicadas producto de intereses.
La razón por la que estos créditos tienden a ser villanos es la serie de garantías que traen y se usan para caricaturizar a quienes toman malas decisiones financieras y a las entidades como despiadados cobradores de deudas.
En la actualidad hay varias empresas de capital privado y prestamistas particulares que ofrecen préstamos más “flexibles”, pero antes de decidirte por un crédito hipotecario es importante que revises los siguientes aspectos:
Fíjate muy bien en estos factores porque no querrás pagar una deuda durante más de una década. Pueden parecer cantidades mensuales pequeñas, pero si sumas los intereses mes con mes tal vez no sea tan atractivo.
Piensa bien en qué harás con tu dinero. Recuerda que vivir endeudado es algo que debes evitar a toda costa.
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